En Palermo, Sicilia, desde hace tres años existe un pequeño festival de cine que llamamos pequeño sólo por sus recursos económicos porque si fuera por la calidad de las películas seleccionadas, el nivel de su jurado y de los participantes internacionales podríamos definirlo como un gran festival. Se trata del Sicilia Queer Film Fest, el Festival Internacional de Cine LGBT y nuevas visiones dirigido durante dos años por Alessandro Rais (hasta hace poco también director de la Filmoteca Regional Siciliana) y en esta última edición por el joven Andrea Inzerillo. La palabra queer aquí está utilizada en su sentido más ancho: el espectador en los seis días del festival se acerca a un mundo “extraño”, un mundo que normalmente no encuentra en las salas de cine. Un mundo al revés, donde por fin todo lo que consideramos “raro” revela su cara cotidiana y actual. Junto a unas comedias más ligeras y divertidas (El sexo de los ángeles de Xavier Villaverde, Remington and the curse of the Zombadings de Jade Castro), hemos visto una verdadera obra maestra como Laurence Anyways del genio canadiense Xavier Dolan, película ganadora en Toronto y en Cannes, y pequeñas y delicadas películas como La fille de nulle part de Jean-Claude Brisseau. El documental, como los otros años, lleva un papel muy importante en el festival: nos ha gustado sobretodo Das Outing de Sebastian Meise y Thomas Reider que han filmado a lo largo de muchos años a un chico que nos cuenta con candor y sinceridad su terrible convivencia con su propio disturbo, la pedofilia, y que nos permite enfrentarnos de manera clara y sin prejuicios con uno de los tabúes sociales más fuertes hoy en día. Siempre nos quedará en la memoria la cara abierta y simpática de un pastor francés frisando los ochenta años que nos cuenta satisfecho sus historias de amor con mujeres y hombres mientras conduce sus ovejas al apacentamiento en Les invisibles de Sébastien Lifshitz, un retrato hermoso y positivo de unos hombres y unas mujeres ancianas que han luchado y continúan luchando por su libertad. El SQFF acoge también trabajos más experimentales (Io sono una parte del problema del colectivo Canecapovolto o Folder de Cosimo Terlizzi) y nos permite hundirnos también en viejas películas que difícilmente podríamos encontrar en nuestro camino, entre ellas hemos visto dos obras maestras de Paul Vecchiali (presidente del jurado), Femmes femmes y Corps à coeur. Como en los años pasados, la sección de películas en competición, Queer Short (sólo cortometrajes) ha acogido obras muy diferentes entre ellas, por su temática y por su calidad. El corto ganador, Le maillot de bain de Mathilde Bayle, definido por el jurado una pequeña obra maestra, es nuestro preferido junto a Ce n’est pas un film de cow-boy de Benjamin Parent, ganador del premio del Palermo Pride. Nada de dinero, sólo invitaciones a la próxima edición del festival y trabajos hechos a mano por tres artesanos de primer nivel: Massimo Milani y Gino Campanella (Quir) y Vincenzo Vizzari (Cittacotte). El SQFF nos parece perfectamente un producto de nuestros tiempos: joven, imperfecto, comprometido, divertido y con muchas ganas de crecer para poderse merecer la definición de lo que ya es, una semana (en realidad mucho más) de cine desgraciadamente ausente de nuestras salas italianas, una ocasión de encuentros únicos para echar una mirada más abierta hacia el mundo loco (cercano o lejano, adentro o afuera de nosotros) en que nos ha tocado vivir.
SA: ¿Cómo ha nacido la idea del SQFF?
AI: Antes que yo llegara, el proyecto ya había empezado. Trabajaba con pequeños festivales independientes cuando encontré a Alessandro Rais que me contó de este nuevo proyecto, nacido de la colaboración con algunos amigos, un grande festival internacional independiente dedicado a las temáticas GLBT pero también a las “nuevas visiones”, una mirada diferente hacia el cine contemporáneo. Me he acercado a este tren en marcha como voluntario y no lo he dejado más.
SA: ¿Cómo seleccionáis al jurado internacional que entrega el premio al mejor cortometraje en competición?
AI: Generalmente invitamos a artistas que nos gustaría conocer: es una buena excusa para pasar unos días juntos y permitir que nuestros conciudadanos les conozcan. Desde el primer año hemos decidido premiar el ganador del concurso internacional Queer Short con una invitación a tomar parte, el año después, del jurado. Así en 2012 hemos invitado al joven canadiense Mark Pariselli, ganador de la primera edición, y este año ha pasado lo mismo con el austriaco Manfred Rott. Es algo que nos parece muy importante en un festival pequeño como el nuestro que no cuenta con premios en dinero.
SA: Las películas con temáticas queer están, es obvio, presentes en cada festival de cine. ¿Porqué la necesidad de crear un festival dedicado totalmente al cine queer?
AI: Es muy simple: el cine que enfrenta temáticas LGBT está bastante penalizado por la industria de la distribución. Vemos muy pocas películas de este tipo en los cines y también en los festivales. Hay que empezar por esta constatación sin el peligro de encerrarse en un nicho, es decir hay que “queerizar” enseguida el festival mismo que no tiene que dirigirse a la comunidad LGBT sino a todos, un festival que nace de una temática particular para llegar a una investigación más ancha sobre el cine tout court. En el fondo, las películas hablan siempre de lo mismo: amor, guerra, poder. La temática no nos satisface: buscamos grandes películas. Películas que, por su temática o porque no responden a las normas del circuito comercial, no salen en las salas de cine.
SA: Nos gusta la idea que un festival (cualquier tipo de festival) sea más que un simple escaparate, sino también y sobretodo un verdadero motor para la cultura, inspirador y promovedor de nuevas ideas e iniciativas artísticas. El SQFF ha generado hijos en estos años?
AI: El SQFF ha generado primero un hermano menor, es decir Sudtitles, una asociación cultural que se ocupa de traducción y producción de subtítulos para productos audiovisuales. Nacida junto al festival, luego ha colaborado también con otros festivales en Italia y en el extranjero. Hermanos menores del festival, o mejor, partes integrales del festival mismo son las iniciativas que nacen de los encuentros con las personas que frecuentan el festival y que nos proponen organizar exposiciones, encuentros, seminarios y más.
SA: ¿Cuál es, entre las películas que habéis alojado, las que habéis amado más este año?
AI: ¡Vaya pregunta mala! Tengo que admitir que amo especialmente La fille de nulle part de Jean-Claude Brisseau: la distribución no nos quería dárnosla porque no entendían como un festival de cine LGBT pudiese quererla. O también Das Outing, un documental muy riguroso y serio sobre la pedofilia que ha generado un grande debate en la sala. El nuestro es un festival queer en todos los sentidos.
SA: ¿Nos habláis de los festivales parecidos al vuestro en Italia y en Europa? ¿Estáis en contacto con algunos de ellos? ¿Cuál es vuestra idea sobre ellos?
AI: Aprendimos mucho de los festivales LGBT italianos pero miramos mucho también a los otros festivales independientes en Europa y también a los grandes festivales (Locarno, Cannes, Venezia) de los cuales tomamos de buena gana muchas pelis. Alessandro Rais, director artístico de la primera y de la segunda edición, ha sido miembro de los jurados del Torino GLBT, del Gender Docu filmfest de Roma, del Teddy Award en el Berlinale. Yo he participado al festival Des images aux mots de Toulouse. De todos esos festivales intentamos robar ideas, experiencias diferentes, estudiamos sus catálogos, sus programaciones: en fin, somos curiosos y esto nos permite enriquecer nuestro festival de día en día.
SA: Vuestra Italia LGBT. Quisiéramos que hablaras de derechos fallidos y ausentes.
AI: Nosotros hablamos de cine: “that’s entertainment” decía Minnelli. Hay que hacer esta pregunta a gente más seria y preparada. Pero es evidente que somos motivados por una pasión civil que nace de una simple constatación: Italia es un país muy atrasado. Hace unos años un proyecto de ley tan simple como los DICO (Derechos y Deberes de las Personas que Conviven establemente, un proyecto de ley presentado por el Gobierno Prodi en 2007 y luego abandonado, N. Del T.) naufragó en las aulas del Parlamento. Todavía estamos obligados a enfrentarnos con el tema de los derechos mínimos como el derecho de poder visitar a nuestra pareja en el hospital. Todavía estamos obligados a defender a chicos golpeados con un martillo por estar mirando un video gay. A las personas expulsadas de Eritrea por su condición de homosexuales a pesar de su contrato de trabajo. No vivimos en un mundo civil, esto no es el mundo que quisiéramos. El cine nos entrega otro mundo posible. Nosotros hablamos de cine – éste es nuestro trabajo – para intentar construir una sociedad más civil.
SA: Cine Queer y Pride Nacional en Palermo. Palermo como candidata a Capital de la Cultura Europea 2019. ¿Qué es lo que le falta a Palermo para merecerse de verdad este título? ¿Qué es lo que esperáis que cambie en esta y en otras ciudades parecidas?
AI: Falta continuidad proyectiva. Falta seriedad en las inversiones. Faltan elecciones claras, públicas, compartidas. Hay ideas interesantes pero que tienen que concretarse y demostrar su validez en los años futuros. Hay que tener el coraje de tomar decisiones importantes y llevarlas a cabo con tenacidad. Hay que ser visionarios y no tener prisa. Hay que trabajar sin preocuparse de estar en el candelero, razonar sobre las cosas, olvidarse de la lógica de los grandes acontecimientos culturales y construir en cambio proyectos duraderos.
SA: ¿Habéis pensado alguna vez en abrir un hostal y una sauna con masajes para LGBT y quizás llamarla Queer Deposit? Cada cuarto podría tener una tele que transmite las pelis del SQFF…
AI: No, pero ¿sabes que me parece una buena idea?
SA: ¿Cómo es vuestro público?
AI: Hermoso, diverso, abigarrado y siempre más grande.
SA: ¿Habéis pensando en una edición itinerante del festival paralela a la de Palermo?
AI: Nos gustaría mucho pero siempre nos enfrentamos con problemas logísticos (somos pocos) y económicos (somos pobres). Hemos llevado nuestras películas a Ragusa y a Catania, gracias a unas asociaciones amigas, pronto quisiéramos llevarlas también a Siracusa. Pero todavía no es algo estructurado como nos gustaría que fuera. Nuestro festival sigue siendo un festival hecho por voluntarios y ya es un milagro que continúe resistiendo.
SA: Una anécdota de estas primeras tres ediciones del festival. Unos chismes y unas noticias del backstage. Lo indecible. ¡Hacednos vivir!
AI: Antonio Piazza y Fabio Grassadonia, dos ilustres desconocidos (con mucho talento, como habíamos entendido enseguida) ganan la Semaine de la critique en Cannes; las discusiones de los jurados; las caras del personal cuando miran los tráiler del festival; los encuentros, los choques, los cambios (siempre para mejor); y luego necesitaríamos unos meses para contar la cotidiana construcción y el cotidiano cuidado hacia este proyecto tan largo y cansador. Os esperamos a la próxima edición para contároslo personalmente.
Sicilia Queer Film Festival 2013
Da tre anni a Palermo, Sicilia, esiste un piccolo festival di cinema che chiamiamo piccolo solo per le sue risorse economiche perché, se dovessimo considerare la qualità dei film selezionati e il livello della giuria e degli ospiti internazionali, potremmo benissimo definirlo un grande festival. Si tratta del Sicilia Queer Film Fest, il Festival Internazionale di Cinema GLBT e nuove visioni diretto per due anni da Alessandro Rais (fino a poco tempo fa anche direttore della Filmoteca Regionale Siciliana) e in quest’ultima edizione dal giovane Andrea Inzerillo. La parola queer è qui utilizzata nel suo significato più ampio: durante le sei giornate del festival, lo spettatore si accosta a un mondo “bizzarro”, un mondo che di solito non trova nella sale cinematografiche. Un mondo al contrario, dove finalmente tutto ciò che consideriamo “strano” rivela la sua faccia quotidiana e attuale. Insieme ad alcune commedie leggere e divertenti (El sexo de los ángeles di Xavier Villaverde, Remington and the curse of the Zombadings di Jade Castro), abbiamo visto un vero capolavoro come Laurence Anyways del genio canadese Xavier Dolan, film vincitore a Toronto e a Cannes, e film piccoli e delicati come La fille de nulle part di Jean-Claude Brisseau. Il documentario, come gli anni passati, svolge un ruolo molto importante all’interno del festival: ci è piaciuto particolarmente Das Outing di Sebastien Meise e Thomas Reider, i quali hanno filmato per diversi anni un ragazzo che ci racconta con candore e sincerità la terribile convivenza con il proprio disturbo, la pedofilia, e ci permette di confrontarci in maniera chiara e senza pregiudizi con uno dei tabù sociali più forti oggigiorno. Rimarrà per sempre nella nostra memoria la faccia aperta e simpatica di un pastore francese sull’ottantina che ci racconta le sue storie d’amore con donne e uomini mentre porta le sue pecore al pascolo, nel film Les invisibles di Sébastien Lifshitz, un ritratto bellissimo e positivo di uomini e donne anziane che hanno lottato e continuano a lottare per la propria libertà. Il SQFF accoglie anche dei lavori più sperimentali (Io sono una parte del problema del collettivo Canecapovolto o Folder di Cosimo Terlizzi) e ci permette di immergerci anche nella visione di vecchi film che difficilmente potremmo trovare sul nostro cammino di spettatori: tra questi abbiamo visto due capolavori di Paul Vecchiali (presidente della giuria), Femmes femmes e Corps à coeur. Come gli altri anni, la sezione Queer Short (i cortometraggi in concorso), ha accolto delle opere molto diverse tra loro, sia per la tematica affrontata che per la qualità del lavoro. Il corto vincitore, Le maillot de bain di Mathilde Bayle, definito dalla giuria un piccolo capolavoro, è il nostro preferito insieme a Ce n’est pas un film de cow-boy di Benjamin Parent, vincitore del premio del Coordinamento Palermo Pride. Niente soldi in palio, bensì degli inviti alla prossima edizione del festival e dei lavori fatti a mano da tre artigiani di prim’ordine: Massimo Milani e Gino Campanella (Quir) e Vincenzo Vizzari (Cittacotte). Il SQFF ha tutta l’aria di un prodotto del nostro tempo: giovane, imperfetto, impegnato, divertente e con tanta voglia di crescere per potersi così meritare la definizione di ciò che probabilmente è già, una settimana (in realtà molto di più) di cinema purtroppo assente dalle sale italiane, un’occasione unica di incontro per uno sguardo più aperto verso il pazzo mondo (vicino o lontano, dentro o fuori di noi) in cui ci è toccato vivere.
SA: Com’è nata l’idea del Sicilia Queer filmfest?
AI: Io sono arrivato a progetto già iniziato, mi occupavo di rassegne indipendenti e ho incontrato Alessandro Rais che mi ha detto che aveva creato insieme ad altri suoi amici questo nuovo progetto, un grande festival internazionale e indipendente dedicato alle tematiche glbt ma anche alle nuove visioni, uno sguardo diverso sul cinema contemporaneo. Mi sono accostato da volontario a questo treno in corsa e non mi sono più allontanato.
SA: Come scegliete la giuria internazionale che premia il miglior cortometraggio in concorso?
AI: Generalmente invitiamo artisti che ci piacerebbe conoscere: è un’ottima scusa per passare dei giorni insieme, e permettere ai nostri concittadini di conoscerli. E sin dal primo anno abbiamo deciso di premiare il vincitore del concorso internazionale Queer Short invitandolo l’anno successivo a far parte della giuria. Così è stato nel 2012 per il giovane canadese Mark Pariselli, vincitore della prima edizione, e così è quest’anno con l’austriaco Manfred Rott. Per un piccolo festival come il nostro che non prevede premi in denaro è una cosa che ci sembra significativa.
SA: I film a tematica queer sono, ovviamente, presenti in ogni festival di cinema. Da cosa nasce l’esigenza di dare vita a un festival interamente dedicato al cinema queer?
AI: La questione nasce da una semplice considerazione: il cinema a tematica glbt è un cinema penalizzato dall’industria distributiva. Lo si vede pochissimo in sala, poco anche nei festival. Da questa semplice constatazione bisogna però partire per non rinchiudersi in una nicchia, e cioè “queerizzare” immediatamente il festival stesso: non un festival rivolto alla comunità glbt, ma un festival per tutti, che parta da una tematica per fare un’indagine più ampia sul cinema tout court. In fondo i film parlano sempre delle stesse cose: amore, guerra, potere. La tematica è una partitura che non basta a soddisfarci: cerchiamo grandi film. Film che, a causa della loro tematica o perché divergenti rispetto a una norma che caratterizza il circuito commerciale, non escono in sala.
SA: Ci piace l’idea che un festival (di qualsiasi genere) possa essere più che una semplice vetrina, ma anche e soprattutto un vero motore per la cultura, ispiratore e promotore di nuove idee e iniziative artistiche. Il Sicilia Queer filmfest ha generato figli in questi anni?
AI: Il Sicilia Queer filmfest ha generato innanzitutto un fratello minore, e cioè Sudtitles, un’associazione culturale che si occupa di traduzione e produzione di sottotitoli per audiovisivi. Nata con il festival, ha collaborato poi con altri festival su tutto il territorio nazionale e anche con paesi stranieri. E fratelli minori del festival, o meglio parte integrante del festival stesso sono le iniziative che nascono dagli incontri con le persone che frequentano il festival e che ci propongono di organizzare mostre, incontri a tema, seminari e quant’altro.
SA: Qual è, tra i film vostri ospiti, quello che avete amato di più quest’anno?
AI: Domanda cattiva. Devo dire che amo particolarmente La fille de nulle part di Jean-Claude Brisseau, film che i distributori non volevano darci perché non capivano come mai un festival a tematica glbt lo volesse. O ancora Das Outing, documentario sulla pedofilia di grande rigore e serietà, che ha generato un grande dibattito in sala. Il nostro è un festival queer in tutto e per tutto, insomma…
SA: Ci parlate dei festival simili al vostro in Italia e in Europa? Quelli con cui siete in contatto e fate rete. Qual è la vostra visione su di loro?
AI: Noi impariamo molto dagli altri festival glbt italiani, ma guardiamo molto anche ad altri festival indipendenti in giro per l’Europa, o anche ai più grandi festival (Locarno, Cannes, Venezia) da cui attingiamo volentieri. Alessandro Rais, che è stato direttore artistico della prima e della seconda edizione, è stato invitato in giuria a Torino GLBT, al Gender Docu filmfest di Roma e anche a Berlino, per far parte della giuria del Teddy Award; io ho partecipato al festival Des images aux mots di Tolosa. Da questi festival proviamo a rubare idee, esperienze diverse, studiamo i loro cataloghi, le loro programmazione: siamo curiosi insomma, e questo arricchisce di giorno in giorno il nostro festival.
SA: La vostra Italia GLBT. Vorrei parlaste di diritti mancati e mancanti.
AI: Noi ci occupiamo di cinema, “that’s entertainment” diceva Minnelli, questa domanda va rivolta a gente più seria e preparata. Però siamo evidentemente motivati da una passione civile, che proviene da una semplice constatazione: l’Italia è un paese molto arretrato. Già pochi anni fa un progetto semplice semplice come quello dei DICO naufragò miseramente nelle aule parlamentari. Ancora oggi siamo costretti a parlare di diritti minimi come quello di poter andare a trovare il proprio compagno o la propria compagna in ospedale. O a difendere persone che vengono prese a martellate in un internet point perché stanno guardando un video gay, o espulse dall’Eritrea nonostante un contratto perché omosessuali. Non è un mondo civile, non è il mondo che vorremmo, e il cinema ci presenta un altro mondo possibile. Noi parliamo di cinema – perché di quello sappiamo parlare – per provare a contribuire alla costruzione di una società più civile.
SA: Cinema Queer e Pride a Palermo. Palermo come candidata a capitale della cultura europea 2019. Cosa manca a Palermo perché questo titolo possa essere davvero meritato? Cosa vi augurate cambi in questa e altre città simili?
AI: Manca una continuità progettuale. Manca una serietà negli investimenti. Mancano scelte chiare, pubbliche, condivise. Ci sono idee interessanti, che però devono concretizzarsi e mostrare la propria validità nel corso degli anni. Bisogna avere il coraggio di prendere decisioni importanti, e portarle avanti con coraggio. Bisogna essere visionari. Non bisogna avere fretta. Bisogna lavorare, senza preoccuparsi dei riflettori, ragionare sulle cose, eliminare la logica dei grandi eventi e costituire progetti duraturi.
SA: Avete mai pensato di aprire un ostello e una sauna massaggi per GLBT e magari chiamarle Queer Deposit? Magari con tanti televisori che in camera trasmetto i film del Queer…
AI: No, però sai che è un’idea?
SA: Com’è il vostro pubblico?
AI: Bello, diverso, variegato, sempre più ampio.
SA: Avete mai pensato di lavorare a un’edizione itinerante del festival parallela a quella di Palermo?
AI: Ci piacerebbe molto, ma ci scontriamo spesso con problemi logistici (siamo pochi) ed economici (siamo poveri). Abbiamo portato i nostri film in giro per la Sicilia grazie all’aiuto di associazioni amiche a Ragusa, Catania, vorremmo farlo presto a Siracusa, ma il tutto è ben lungi dall’essere una cosa strutturata come potrebbe e come vorremmo che sia. Il nostro rimane ancora un festival fatto da volontari ed è già un miracolo che resista.
SA: Qualche aneddoto scelto in queste prime tre edizioni del Queer. Qui carta bianca, un po' di backstage e gossip! L'inenarrabile, fateci vivere.
AI: Antonio Piazza e Fabio Grassadonia che da illustri sconosciuti (di grande talento, come si capiva immediatamente) vincono la Semaine de la critique di Cannes; le discussioni delle varie giurie; le facce dello staff quando visionano i trailer del festival; gli incontri, gli scontri, i cambiamenti (sempre in meglio, sempre in meglio); e poi ci vorrebbero mesi per raccontare la quotidiana costruzione e cura di un progetto lungo e faticoso…vi aspettiamo alla prossima edizione per raccontarvelo di persona.
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